Hace un par de días vi una noticia en la que hablaban sobre la celebración de Diosdado Cabello y obviamente, la mofa del mismo hacia el público, porque había recibido una placa de YouTube por haber llegado a 100.000 suscriptores, por su canal ‘Con el mazo dando’.
No pienso ocultarle a nadie el nivel de frustración que sentí en ese momento y como estuve tentada, no solo a escribir sobre el tema, sino a tomar acciones digitales de protesta.
Pero para que entiendan la razón de ese sentimiento, voy a recapitular cosas:
Soy venezolana, tuve que salir de mi país no solo por la situación económica, también por las amenazas sobre mi seguridad, porque protestaba contra un régimen criminal como el que gobierna mi país.
10 de febrero de 2014 fue el lanzamiento de ‘Con el mazo dando’, un programa televisivo, transmitido en los canales del Estado, en el que Diosdado Cabello, quien ha ostentado varios cargos políticos en Venezuela, se dedica a amenazar a quienes le hacen oposición al régimen.
En los 10 años que lleva este programa al aire, su mayor característica es la incitación al odio.
En este programa, se ha convertido, entre otras cosas, en un espacio de estigmatización, persecución política y culto al poder.
Mientras en 2017, se aprueba la Ley Constitucional contra el Odio, por la Convivencia Pacífica y la Tolerancia, también conocida como Ley contra el Odio, ley que fue aprobada por unanimidad por la Asamblea Constituyente de Venezuela, conformada exclusivamente por militantes del PSUV y otros políticos que expresen su fanatismo por el chavismo, aumenta la incertidumbre sobre si en algún momento, esta ley sería aplicada al mismo Diosdado Cabello. Pero con las instituciones permeadas y compradas por el poder, hasta el momento, esta ley (así como muchas otras) no ha sido aplicada a unos de los mayores referentes del odio que tiene Venezuela.
Y si bien es un punto, no voy a profundizar en todas las acusaciones por violaciones de derechos humanos, relación con mafias y demás, que un personaje como este, tiene sobre él.
Puedo seguir enlistando cosas, pero en este punto es más que evidente que un programa como este, no debería existir. Y para quien me salga con la libertad de expresión, le recomiendo que investigue, analice y sea coherente con su discurso. Que jamás se nos olvide que nuestras libertades no son absolutas, no por el hecho de existir
Volviendo al tema YouTube
Cada vez, como sociedad, realizamos más esfuerzos porque los espacios digitales, sean espacios seguros de convivencia. Alrededor del mundo existen iniciativas creadas para lograr eso, desde lo público y lo privado.
Las plataformas, redes sociales y muchos de los que prestan servicios digitales, trabajan día a día para que sus usuarios, se sientan protegidos y evitar al máximo las prácticas que puedan poner en riesgo la seguridad de los mismos, y YouTube no es la excepción. Desde sus términos y condiciones, pasando por el análisis de datos y llegando a políticas y campañas específicas de buenas prácticas digitales, ha sido uno de los espacios digitales en los que se han implementado más políticas de seguridad al usuario. Que si es perfecto, obviamente no, pero el trabajo se ha hecho.
Basada en lo anterior, al principio pensé que era una fake news lo de la entrega de la placa. Pero resultó ser cierto.
Sé que por el tamaño de muchas redes sociales, se deben automatizar procesos y que en un caso como este, debió ser un ejercicio en automático que responde al hecho de que el canal había llegado a los 100.000 suscriptores, pero esto solo nos demuestra que la tecnología no funciona sola y que el criterio humano, sigue siendo fundamental en los ejercicios de toma de decisión.
Protesta digital
Como por obvias razones no era la única persona indignada por esto, los usuarios de las redes sociales y las mismas políticas de convivencia de la plataforma, hicieron lo propio. Algo que a mi parecer debió pasar hace mucho, pero hoy, sin duda alguna, es un gran logro para la democracia global.
Mientras en Venezuela (y en varios países más), las protestas son en la calle, los usuarios digitales ejercieron su derecho a sentirse protegidos y exigieron, bajo unas reglas de juego claras, que un programa como este, no debe tener cabida en un espacio de convivencia sano y mucho menos seguro.
El régimen, no solo usa los canales digitales para divulgar sus acciones y hacerse propaganda política, también los ha acusado de cómplices de sus detractores porque a través de muchas redes sociales se documenta y visibiliza los crímenes contra la población. Pero estos mismos espacios que muy a conveniencia son de amor y odio para ellos, son los que han logrado que millones de personas puedan conocer la verdad de lo que pasa en un país como Venezuela y eso, no le gusta a ningún gobierno dictatorial.
Una respuesta acertada
Más allá de las políticas de uso adecuado y de convivencia segura de las redes sociales, están las acciones de quienes les dan vida a las mismas, y si bien son espacios privados, en los que se relacionan millones y millones de personas, y cada plataforma o red social tiene algunas políticas establecidas en función de sus necesidades y la usabilidad de estas, hay criterios que no son negociables, y uno de ellos es la sensación de seguridad de sus usuarios.
Al salir Diosdado afanándose de su poder y de alguna forma el aval que se le estaba dando por su canal, los usuarios se hicieron sentir y YouTube, en un ejercicio de respeto, tomo la decisión de bajar el canal de ‘Con el mazo dando’.
Esto es un gran ejemplo de como las plataformas digitales no pueden olvidar que deben a muchas más personas de las que realmente a veces se imaginan, pero sobre todas las cosas, que en una sociedad como en la que vivimos, el arbitraje ciudadano existe, la veeduría ciudadana existe y el juez ciudadano también.
Por ahora, solo me queda darle las gracias a YouTube por escuchar a todas las voces que se levantaron en contra de una muy mala decisión y que esto sirva de base para segur trabajando por más espacios digitales seguros y menos autopromoción de quienes hacen las vidas de millones miserables.
Que quede de ejemplo para todos los que hacemos vida en el mundo digital.